Desde el 13 de mayo, 327 indígenas están albergados en la iglesia de Saravena, en Arauca. Ellos fueron expulsados violentamente de sus tierras por paramilitares. Los indígenas, hasta ahora, alojados en la iglesia en condiciones precarias de higiene y alimentación, exigen al Gobierno garantías de vida para cada uno de ellos.
El Consejo Nacional Indígena de Arauca denunció la grave crisis de los indios guahíbos y exigen del Gobierno soluciones para su dramática situación. Los guahíbos denuncian que esos paramilitares, en verdad, eran soldados del Ejército Nacional y que tenían consigo brazaletes de las AUC- Autodefensas Unidas de Colombia.
Muchos niños y ancianos que llegaron a Saravena después de una caminata pacífica de siete horas, desde la aldea de Santo Domingo, municipio de Tame. Los guahíbos llegaron cinco días antes aterrorizados debido a una incursión de paramilitares a Betoves, exactamente donde viven los guahíbos. Los paramilitares asesinaron a sangre fría a tres hombres y una mujer, ante la presencia de todo el mundo. También violaron a cuatro adolescentes de 11, 12, 15 y 16 años. Esta última estaba embarazada y la comunidad asistió horrorizada cuando uno de los paramilitares abriendo su vientre y tirando el feto, que después de descuartizado fue arrojado al río dentro de un saco plástico.
La actual situación humanitaria es grave, dijo directora de Asuntos Indígenas de Saravena, Elizabeth Mora. La mayoría de los desalojados son de niños y madres lactantes. “Nos preocupa porque ya están apareciendo problemas de salubridad y el municipio no puede atender de inmediato, sin la ayuda estatal. Según los indígenas se espera que en las próximas horas lleguen al centro urbano más de 50 nativos, elevando el número de desalojados para más de 400”.
Los indígenas están decididos a permanecer en la iglesia hasta que el Gobierno garantice la retirada del Ejército de sus tierras en Betoves.
El Consejo Nacional Indígena de Arauca denunció la grave crisis de los indios guahíbos y exigen del Gobierno soluciones para su dramática situación. Los guahíbos denuncian que esos paramilitares, en verdad, eran soldados del Ejército Nacional y que tenían consigo brazaletes de las AUC- Autodefensas Unidas de Colombia.
Muchos niños y ancianos que llegaron a Saravena después de una caminata pacífica de siete horas, desde la aldea de Santo Domingo, municipio de Tame. Los guahíbos llegaron cinco días antes aterrorizados debido a una incursión de paramilitares a Betoves, exactamente donde viven los guahíbos. Los paramilitares asesinaron a sangre fría a tres hombres y una mujer, ante la presencia de todo el mundo. También violaron a cuatro adolescentes de 11, 12, 15 y 16 años. Esta última estaba embarazada y la comunidad asistió horrorizada cuando uno de los paramilitares abriendo su vientre y tirando el feto, que después de descuartizado fue arrojado al río dentro de un saco plástico.
La actual situación humanitaria es grave, dijo directora de Asuntos Indígenas de Saravena, Elizabeth Mora. La mayoría de los desalojados son de niños y madres lactantes. “Nos preocupa porque ya están apareciendo problemas de salubridad y el municipio no puede atender de inmediato, sin la ayuda estatal. Según los indígenas se espera que en las próximas horas lleguen al centro urbano más de 50 nativos, elevando el número de desalojados para más de 400”.
Los indígenas están decididos a permanecer en la iglesia hasta que el Gobierno garantice la retirada del Ejército de sus tierras en Betoves.
Colombia - Adital/ Palenque
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